Amistades que se terminan
La amistad es una de las cosas más maravillosas que podemos conocer al estar en este mundo y solemos creer que será para siempre. Pero a veces la vida nos tiene preparadas lecciones muy distintas. Hay amigos que se quedan ahí hasta el último día, y hay otros que simplemente vienen y se van. Hay muchas promesas que se toman a la ligera y caminos que se separan. Hay inconvenientes que surgen cuando menos te lo esperas y relaciones que no se pueden reparar, aunque trates de hacerlo. Es entonces cuando te das cuenta de que cuando las cosas cambian, no te queda más opción que seguir adelante.
Duele ver a esos amigos que se van y no saber si vas a volver a verlos. Duele también tener la certeza de que no será así y es aún más doloroso, cuando una amistad acaba rompiéndose por circunstancias que no pudimos evitar, aunque desearámos regresar el tiempo. Pero las cosas son de esa manera. A veces necesitamos perder a personas importantes para madurar un poco, para entender que hay cosas que no debemos repetir.
Los amigos son tesoros frágiles, que a veces se pueden recuperar y a veces no. Verlos marcharse cuando no hay más remedio, provoca heridas que se pueden sanar con el tiempo, pero que siempre nos recordarán cuan importante es saber cuidar de la amistad.
Y sin embargo, no deberíamos detenernos cuando comprendemos que no hay nada que hacer con estas situaciones. Porque siempre se tiene la oportunidad de volver a empezar de nuevo. Las amistades que se terminan no le ponen el punto final a la vida. Y una vez que nos enseñan a sacar lo mejor de una mala situación, estamos listos para conocer a gente nueva y empezar a ser amigos mejores. Nos ayudan a construir nuevas amistades.