Cuando el amor te mata lentamente

Cuando el amor deja de ser un sentimiento grato y se convierte en un veneno, que poco a poco va dañándote por dentro, te das cuenta de que probablemente tu historia no era tan buena como creías. Te percatas de todas esas cosas que hicieron falta para hacer un vínculo irrompible, de las palabras que te gustaría haber dicho y que murieron en tu garganta, de todos esos momentos rotos que ya no tienen arreglo. Te preguntas porque no hiciste aquello para lo que ahora ya no hay tiempo.

amor

Es difícil dejar ir a alguien a quien sigues amando con el alma. Pensar en el ayer y decirte a ti mismo que si tan solo hubieran recapacitado con tiempo en varias ocasiones, tal vez hoy no tendrías porque recoger los pedazos de tu corazón. Pero si algo nos enseña la vida es que puedes arrepentirte, más no puedes cambiar lo que ya está hecho.

¿Cómo volver a creer en tu capacidad de amar, cuando un romance te quita todo eso en lo que tenías esperanzas?

Lo más duro quizá, es pensar que estamos condenados a repetir las mismas historias una y otra vez para aprender lo que hicimos mal. Porque es con dolor que comenzamos a valorar la verdadera felicidad.

Quizá lo más duro es continuar amando a alguien cuando estás consciente de que ya no tienes espacio en su corazón por los errores que cometiste. Tener que dejarle ir y hacer a un lado tu egoísmo, aunque tus sentimientos te estén asfixiando por dentro. Saber que no vas a poder decirle por última vez un «te amo» y sufrir por todas esas ocasiones en que te callaste dos sencillas palabras, por orgullo o por costumbre.

El amor duele en muchas ocasiones. Y cuando más lo necesitas, te puede volver la espalda.