Cuando se ama en silencio
Es curioso cuando te pones a pensar en el lado más triste del amor, ese del que casi nadie habla pero que muchos han experimentado. Cuando reflexionas en esos sentimientos que no pueden decirse, incluso cuando lo único que quieren es ser escuchados. El problema es que no hay nadie que pueda detenerse para oírlos. Es difícil amar en silencio y al mismo tiempo comportarte como si todo estuviera bien. Sonreír cuando se está llorando por dentro.
¿Qué pasa con romances que nunca llegan a ser porque no son correspondidos? ¿Con esos sueños que se tienen respecto a alguien especial y que nunca se vuelven reales? ¿Por qué se tiene que sufrir por amor, si se supone que es un sentimiento maravilloso?
Es tan irónico como algo que supuestamente nos debe traer felicidad, puede convertirse en nuestro más grande dolor. Es injusto porque a veces, uno sería capaz de entregar su corazón y todo cuando pueda hacer por quien ama, y resulta que esa persona jamás podrá corresponder como se desea. Y entonces no queda más que preguntarse el porque hay caminos que se cruzan, si de todas maneras deben continuar por lados distintos.
Dicen que no hay nada más complicado de reparar que un corazón que se ha roto.
Los pedazos destruidos que quedan de él parecen imposibles de volver a componerse. En especial cuando la desilusión que se ha sufrido, surge porque los sentimientos guardados continúan allí, listos para estallar pero haciendo lo que pueden para contenerse, porque saben que no tienen permitido salir. Saben que no importa cuando luchen por liberarse, en el exterior no encontrarán más que decepción. Es mejor si se mantienen bajo la superficie, donde nadie les pueda ver.
Es mejor callar y lidiar con el silencio, que hablar y toparse de frente con las ilusiones rotas.