El placer de estar a solas
Es curioso como solemos pensar en la soledad como algo negativo. Lo cierto es casi nadie quiere estar solo y a muchos les aterra la idea de no encontrar a alguien con quien puedan compartir el resto de su vida. ¿Por qué sucede esto? ¿Por qué nos da tanto miedo estar un tiempo solo con nosotros mismos? ¿Acaso es verdad que sin nadie a nuestro lado, no podemos ser felices?
Tal vez hemos llegado a creernos esto porque sabemos que el resto del mundo siempre estará ahí para juzgarnos. Porque cuando pretendemos estar a solas, jamás faltara quien nos vea con lástima o se sienta superior al vernos en tal estado. Es una situación injusta pero que no dejará de repetirse, y a la que no nos queda más que darle la espalda si en verdad queremos estar tranquilos. Porque lo cierto es que no hay nada de malo en buscar tu propio camino, aunque no siempre estés acompañado.
Porque el amor llega en los momentos menos esperados y cuando lo esperas, en contra de tu soledad, no haces más que aumentar esta última. ¿Alguna vez te has detenido a pensar en eso que dice, acerca de que para ser amados tenemos que empezar por amarnos a nosotros mismos?
Es un consejo que ciertamente deberíamos aplicar más a menudo. Y quizá si lo hicierámos, entonces no tendríamos tanto miedo de quedarnos a solas ni buscaríamos desesperadamente la compañía de otra persona. La ansiedad generalmente nos impulsa a cometer todo tipo de errores. Y en el terreno amoroso, son estos los que nos pueden costar más caro.
No necesitas a nadie para ser feliz cuando tú mismo puede comenzar a serlo desde hoy. No te hace falta nadie más que tú mismo. Cuando comprendas esto, puedes estar seguro de que el amor va a tocar a tu puerta.