Fingir para ocultar sentimientos
Hoy te dejamos con una reflexión, con la cual probablemente puedas sentirte identificado. Trata acerca de esos momentos en los que a veces, a pesar de amar mucho a una persona, preferimos ocultar lo que siente nuestro corazón, por el miedo a ser rechazados o lastimados. Pero ¿vale la pena evitar un riesgo cómo este? A veces puede ser mejor enfrentar al miedo y superar lo que pueda venir después. Esperamos que la disfrutes y en caso de que estés pasando por un instante lleno de dudas; que te ayude a aclarar un poco tu mente.
Es difícil darte cuenta de lo expuesto que está el corazón a ser lastimado. Nadie nos puede proteger lo que llegamos a sentir, ni siquiera nosotros mismos. Pareciera que el dolor y la decepción, son cosas que acompañan al amor de manera inevitable. ¿Por qué tenemos que fingir cuándo lo único que nos gustaría, es sacarnos un peso de encima al abrirnos al mundo y ante esa persona especial? Aunque cueste reconocerlo, a veces ambos no valen la pena. Protegernos es el único camino que nos queda, aunque no podamos comprender porque los demás no hacen un intento para comprendernos.
Pero luego viene esa sensación de ser cobarde. De no poder enfrentarse al rechazo y la soledad. Sentimientos que parecen un espejismo si miras en retrospectiva, pero que que se sienten en carne propia como si fueran parte de tu propio dolor. Y encontrar la valentía para sentirlos y finalmente dejarlos atrás, no es una tarea fácil para nadie.
Tener que ocultar tus sentimientos y esforzarte por endurecer tu corazón, puede hacerte alguien más infeliz en el proceso. Pero al mismo tiempo, es imposible no preguntarse si de verdad se puede alcanzar la felicidad. ¿Es esto posible?
Se supone que después de las lágrimas, es cuando sale el sol.