La cultura de la falsa felicidad

La cultura occidental, que es la que predomina mayoritariamente en la actualidad a nivel internacional y la que ha extendido su influencia de manera más amplia, tiene multitud de aspectos tanto positivos como negativos. En mi opinión uno de los negativos es lo que denomino «la sensación de falsa felicidad» derivada de la cultura de la falsa felicidad. Pero, ¿qué significa esto y por qué es negativo?

cultura de falsa felicidad

En general en la sociedad se promueve la idea de que lo más importante, el objetivo de la vida, es disfrutar y ser feliz. A priori no parece un mal planteamiento ya que es cierto que la felicidad es algo muy ansiado y buscado por todas las personas. Sin embargo, la forma de plantearlo según la idea imperante en la sociedad es algo así como «para ser feliz tienes que ser feliz». Es decir, que para alcanzar la felicidad tienes que centrarte única y exclusivamente es disfrutar y en intentar permanecer feliz, desde un punto de vista personal y egoísta. Es aquí cuando observamos que el planteamiento es algo simple y vacío. La felicidad es algo difícil de definir, pero sobre todo es muy complicado establecer cómo se consigue, cada religión o corriente filosófica explica de forma diferente como llegar a ella. Muchas teorías hablan sobre el amor, pudiendo ser este hacia ti mismo, hacia los demás, hacia Dios o hacia tu propia vida. También suele relacionarse la felicidad con la meditación y la reflexión personal, el autoconocimiento, la espiritualidad y la búsqueda de la verdad. Uno de los enfoques podría ser el «carpe diem», o lo que es lo mismo, disfrutar el momento presente, que es algo parecido a lo que impera actualmente en la ideología popular. Sin embargo, esta conclusión lleva detrás una gran reflexión que suele pasarse por alto.

Si por un lado se nos vende la idea de que ser feliz es lo más importante y por otro vemos que la pregunta ¿cómo ser feliz? está carente de una respuesta profunda, el resultado es que mucha gente se siente perdida y frustrada al no saber cómo lograrlo. Pero quizá lo peor viene después, no sólo es que la sociedad sitúe como valor principal el hecho de ser feliz, sino que presupone que lo normal es serlo. Si nos damos cuenta constantemente en la televisión (series, programas, anuncios,..), en las redes sociales o en cualquier medio de comunicación aparece gente pasándoselo bien y disfrutando. Cuando llega la época de verano se supone que todo el mundo debe ir de vacaciones a descansar y divertirse con amigos o familia. En navidad más de lo mismo, lo que se plantea como lógico y normal es estar con la familia pasándoselo bien. No es que sea nada malo disfrutar, al contrario, pero lo que ocurre es que esto no es la vida real sino que es sólo parte de ella. La vida de las personas en general conlleva muchas épocas, situaciones y sentimientos y no todos son felices y alegres. Al igual que es natural pasarlo genial al salir de fiesta, en un concierto y al jugar con los niños, también lo es sufrir porque te ha dejado un novio o porque no llegas a fin de mes.

sonrisa falsa

En la sociedad se tapa o esconde cualquier realidad que genere sufrimiento, dolor o tristeza. Ancianos viviendo solos en residencias, miles de personas enfermas en los hospitales, niños sufriendo bullying, chicos con problemas mentales, gente con depresión o personas sufriendo un duelo por la muerte de un ser querido. Estas son sólo algunas situaciones que se dan en el primer mundo, pero si salimos de él se multiplican. Debido al hecho de que estas cosas se esconden, cualquier persona que se encuentre pasando por una situación difícil se sentirá probablemente apartada y con la sensación de no encajar, como si fuera distinto a los demás. Por culpa de que la cultura occidental solo muestra como normal el disfrute individual de la gente, existen miles de personas abandonadas, apartadas de la sociedad y que no sienten el apoyo del resto. Las personas que se olvidan que existe gente pasándolo mal no suelen hacerlo por maldad ni egoísmo, simplemente es difícil ser consciente de que no todo el mundo tiene una vida idílica y perfecta cuando es lo que te están mostrando diariamente. Si la sociedad tuviera en cuenta estas otras realidades menos «bonitas», lejos de deprimir a la gente les haría ser conscientes de su existencia y por tanto más empáticos con las personas que lo están en problemas. Además tendría también el efecto positivo de que se valorarían mas las situaciones positivas.

Lo que ocurre actualmente es lo contrario, además de la falta de empatía hacía los que sufren por problemas graves, muchas personas también se sientes tristes por no tener la vida perfecta que se muestra como normal o por no sentirse alegres. Lo que se hace con frecuencia es aparentar que se es feliz, pero además feliz de la forma que nos han vendido como única: individualista. Así, las redes sociales se plagan de fotos de gente en la playa, de fiesta o de viaje que muestran al mundo lo felices que son. No es que esta no sea una forma de ser feliz, pero no se trata de la única. Hay mucha felicidad que viene de la satisfacción de ayudar a los demás, hay mucho amor y gratitud escondidos en las camas de hospital y hay mucha gratificación que proviene del trabajo bien hecho. En definitiva, la felicidad no viene solo de centrarse en uno mismo, viene de muchas otras situaciones que a priori puede que no parezcan tan buenas.