Los amores que nos enseñan

Es increíble ponernos a pensar en todas las personas que se pueden conocer antes de encontrar a ese alguien que nos complementa, en los errores que tenemos que cometer para aprender a amar con sinceridad y las decepciones que hay que vivir, para acostumbrarnos a que el corazón, es un loco que siempre se pone en riesgo, sin importar que se haya tropezado una y otra vez. Realmente la aventura de enamorarse es mucho más larga de lo que nos han contado y nos brinda muchas más sorpresas.

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No se puede confiar en el corazón pero tampoco se lo puede reprochar. Porque después de todo, sin esas pequeñas emociones que nos obliga a vivir la vida no valdría la pena.

Los amores que vivimos una y otra vez nos enseñan a ser cautos pero también nos dicen que no debemos perder la esperanza, que hay que seguir buscando, porque de alguna manera u otra siempre va a haber alguien esperando al final del camino. O incluso a mitad de él. Son enseñanzas que a veces quisieramos enterrar en lo más profundo de nuestro ser para que no vuelvan a surgir jamás, pero de una manera u otra siempre terminan volviendo a la superficie.

Nadie puede mantener sus sentimientos a salvo para siempre, porque la única manera de sentirse completos es dejarlos escapar para que encuentren su propio rumbo. La vida tiene maneras muy extrañas de mostrarnos cual es nuestro lugar y de decirnos, que uno no escoge sobre el corazón a esa mitad que se le ha destinado.

¿Cómo perder el miedo a errar de nuevo cuando uno decide amar con todas sus fuerzas? No queda más que confiar en el instinto y en ese sentido que nos dice que todos tenemos derecho a ser amados. A pesar de sus errores.