Otro año que pasa
Este año ha estado cargado de aventuras y de sorpresas, algunas que nos han llenado de grandes alegrías y otras que tal vez, preferiríamos olvidar. Las tristezas y las decepciones son golpes que no se pueden evitar en la vida, pero que si sabes como afrontar, terminan dándote más fuerza de la que te imaginas. Es increíble pensar en como transcurren los días y los meses, porque a medida que uno va envejeciendo, pareciera que los relojes andan mucho más rápido.
Creo que hay un montón de cosas por las que podríamos dar las gracias antes de que el año se termine, incluso si no han sido como las esperabamos. Casi nunca nos ponemos a pensar en que, con doce meses que se terminan, ganamos en realidad muchos momentos y experiencias que vale la pena conservar para ser mejores personas.
Algunos no quieren que pase el tiempo y tienen demasiado tiempo de los días que vienen. Piensan solo en los problemas y en las rachas malas que han tenido que afrontar antes, y no se sienten con fuerzas para hacer que algo cambie.
Supongo que lo más importante de un año que se va, es que nos está dando el mensaje de que jamás es demasiado tarde para volver a empezar o hacer las cosas bien. Sí, puede que haya más golpes y desilusiones en los meses que se avecinan, pero también habrá instantes maravillosos que definirán el rumbo que quieres tomar en tu vida. ¿Por qué hemos de decirle que no a todas esas vivencias?
Lo más bonito de comenzar un nuevo año, es que precisamente no sabes cuantas cosas vas a vivir y las personas que puedes conocer. Tal vez, conforme avancen los días, te llegues a dar cuenta de que pueden ser los mejores recuerdos para atesorar.