¿Por qué no confiamos en el amor?

Algo extraño pasa cada vez que nos enamoramos de alguien. No es una sensación esperada, sino una que nos toma por sorpresa. Una que de repente nos abre los ojos y nos hace darnos cuenta, de que allí afuera a alguien que podría complementar nuestra felicidad o echarla abajo por completo. Que nos hace sentir más vulnerables que nunca pero que también nos hace flotar, como si pudiéramos despegar los pies de la tierra. Y es que cuando se ama, el corazón decide arrojarse por si solo a un espacio en el que todo puede suceder.

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Hay tantos miedos, tantas dudas en torno a esta sensación, que nos cuesta trabajo aceptarla y creer que otra persona puede convertirse en la dueña de nuestros pensamientos. Que podríamos hacerlo todo por ella, sin pensar en nosotros mismos o en las consecuencias que eso nos puede acerrear. ¿Por qué es tan difícil confiar en el amor?

Tal vez es por las historias de desilusión que existen en el mundo y los corazones rotos que nos toca ver por el camino. Quizá es porque, así como hay momentos dulces y sinceros, también hay gente a la que no le importa lastimar o jugar con los sentimientos, enseñándonos a ser fuertes por las malas.

Es difícil tratar de entregar el corazón cuando solo piensas en protegerlo para no sufrir. Porque no hay nada más doloroso que una decepción amorosa, que recordar que podemos quedarnos solos. Que sencillo sería todo en el mundo si no tuvieramos que cuidarnos las espaldas, temerosos de que alguien a quien amamos con todas nuestras fuerzas deje de valorar lo que sentimos.

Aun así, siempre ha valido la pena creer que uno es capaz de enamorarse. Porque cuando amas de verdad a alguien, te sientes vivo y no importa lo que suceda, tienes la certeza de que hay espacio en ti para un sentimiento bueno.