Reflexiones para madurar
Crecer es una parte inevitable de la vida, para la que nadie puede prepararnos porque se trata de descubrir por nosotros mismos, todo lo que podemos llegar a lograr o afrontar. Es duro pero también es necesario. Si te sientes identificado con esta situación, entonces debes leer las reflexiones que hemos traído para ti este día. Se trata de pensamientos que hablan sobre la madurez, las decisiones que tenemos que tomar tarde o temprano y como estas pueden afectar a las persona que nos rodean, e incluso a nosotros mismos. Disfrútalas y ponte a pensar con ellas, porque puede que oculten un mensaje que en verdad necesites en este momento.
Aprender a crecer
Personas y cosas a las que dejamos ir por nuestro propio bien, aunque nunca llegamos a entenderlo del todo. Momentos que nos hieren en lo más profundo, pero que dejan cicatrices que después sirven para recordarnos, cuanto hemos de cuidar nuestros sentimientos. A veces nos hacen levantar murallas que son muy difíciles de quebrantar, pero que nos asusta tirar abajo. Para cuando llega alguien que es capaz de hacerlo con nosotros, siempre está presente la incertidumbre acerca de si debemos dejarle entrar en nuestro corazón; enfrentando uno de los riesgos más grandes.
Nunca se sabe cuan lastimados vamos a terminar después de aprender a crecer, porque lo cierto es que nos hace falta ese daño para llegar a ser mejores personas. Quienes se dejan llevar por los golpes a tal punto de perder la esperanza, o de encontrar placer en reflejar su decepción hiriendo a otros, son tan solo una prueba de cuando no se tiene la valentía para salir adelante, a pesar de la adversidad.
Pero cuando se logra hacerlo, entonces debes estar seguro de que nunca nada ni nadie podrá arrebatarte la felicidad que has hallado. Porque es algo que te pertenece por derecho. Y si sabes quedarte no solo con el dolor, sino también con las alegrías, entonces habrás logrado superarte a ti mismo y las circunstancias que te rodean.
Decisiones complicadas
En la vida vamos a encontrarnos con caminos que están llenos de opciones. Ir a un lado o quedarte, tener el valor para no perder a esa persona especial o dejar que cada quién continué con su rumbo, encontrar que es aquello que le da sentido a tus días, una pasión por la cual vivir. En ciertas elecciones se esconde una satisfacción y la certeza de saber que vas por el sendero correcto. Detrás de tantas otras, no podrás contar con la seguridad de avanzar en la dirección indicada y te va a costar miles de lágrimas y enojo, tener que llevarlas a cabo. Después de todo somos los seres humanos quienes debemos asumir la responsabilidad de nuestras acciones, sea para bien o para mal. Este es un poder en el que rara vez nos detenemos a reflexionar con cuidado.
Las decisiones complicadas que nos ven a la cara día con día, son las que nos hacen llegar a ser buenas o malas personas el día de mañana. Es triste darse cuenta de que lo segundo, es una posibilidad que cada vez parece cobrar más realismo. Porque la verdad es que nadie está ahí para decirnos que es lo que hay que hacer en la vida, para ser por completo felices. Y es que podemos equivocarnos tanto.
Pero el futuro solo puede construirse aquí, ahora. Cada minuto es decisivo. Cada día puede ser determinante o concluir para siempre. Los seres queridos que vemos a diario, pueden dejarnos en cualquier momento, aunque no seamos o no queramos ser conscientes de ello. Es por eso que al final la única conclusión sensata a la que se puede llegar, es que vale la pena intentar ser buenas personas, a pesar de todo.