Renunciar a un amor

Es difícil cuando te acostumbras a alguien y te das cuenta en verdad, de que podría ser la persona ideal para ti. Cuando miras sus ojos y sabes que podrías detener ese momento para siempre, y sabes también que harías cualquier cosa por esa persona. Y entonces te dices que ya no hay vuelta atrás, porque has encontrado el amor y no hay forma de convencer a tu corazón de lo contrario. Pero luego algo sucede y parece que después de todo, las cosas no pueden ser tan perfectas como lo parecían. Porque hay veces en las que tenemos que renunciar a ciertas cosas por el bien de ese alguien especial.

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Resulta irónico que algo tan maravilloso como lo es amar requiera de hacer los más grandes sacrificios, los cuales nos dan grandes dosis de dolor. Se supone que la belleza de hacerlo es ver por el bien de alguien más, antes de que por tu propio bienestar. Se supone que es lo que te ayuda a convertirte en una mejor persona y a merecer aún más la experiencia de vivirlo.

Cuando empiezas a saber que no puedes dar marcha atrás, porque siempre vas a querer a esa persona que hace latir tu corazón como nunca antes lo ha hecho y sabes que aunque no estás listo para dejarla ir, tienes que hacerlo si las circunstancias lo dicen. Quizá lo hagas porque ya ha encontrado a alguien más que pueda llenar sus expectativas de amor. Tal vez porque es lo necesario y quieres que vaya en busca de lo que tú no le puedes brindar. Las razones pueden ser muchas, pero la verdad es que nunca te van a preparar para afrontar un reto tan doloroso.

Y aún así lo harás. Porque algo peor que decirle adiós a quien amas, sería el peso de ser tan egoísta.