Si supieras cuanto te odio
No tienes idea de cuanto he llegado a detestarte. A odiar cada aspecto tuyo que me persigue a donde yo voy. Tu singular forma de ser, la manera en la que hablas y como te mueves, hasta esa sonrisa tuya que por alguna razón, no deja de parecerme el gesto más increíble con el que me he topado. Y no me gusta eso, porque el hecho de que sienta tanta atracción por algo tan insignificante es algo que no soporto. Tú solo viniste a desorganizar el orden en el que tenía mi vida. Removiste esos sentimientos en los que nunca quise pensar.
Te odio por eso. No puedes agradarme, porque eres la única persona que logra poner en peligro la barrera que tan cuidadosamente, me he esforzado por levantar todos estos años para que nadie entre en mi corazón. No sé que debo hacer para mantenerte a raya. No quiero que te acerques a mí pero al mismo tiempo no puedo evitar buscarte.
Todo es tu culpa. Llegaste solamente a trastornarme y poner mi mundo de cabeza. No comprendo que es lo que tienes tú para diferenciarte de los demás, porque no puedo apartarte de mi mente y porque empiezas a hacerte de un lugar muy profundo en mi corazón. No quiero pensar en ello.
A menudo me digo que esto es pasajero y que no hay nada que no pueda dejar atrás con mi fuerza de voluntad. Pero estoy empezando a temer que ni esta es suficiente para mantenerme lejos de ti. Si supieras cuanto te odio por todo lo que me provocas y aun más porque ni siquiera te haces una idea. No lo sabes y posiblemente es lo que más me desespera. Tan pronto como me digo que no debo dejar que afectes mi rutina, encuentro la urgencia de hacerme notar ante ti.
Porque temo que empiezo a quererte.