Sobrevivir a tu recuerdo
Cuando te fuiste, dejaste en mí un inmenso vacío que muy pronto se transformó en rencor. ¿Donde quedaron las promesas, las horas que pasamos el uno junto al otro pensando, jurando que nada nos podría separar? Supongo que al final fueron más grandes tus intereses; incluso más que mi error de darlo todo por ti. No te voy a negar que me duele y aún hoy, me sigues haciendo daño. Ganaste esta batalla.
Pero tengo la seguridad de que al final, solo quedarás en el peor de los recuerdos. Voy a enterrarte en lo más profundo de mi memoria, porque sé que no vales la pena. Pudiste cambiar mi vida, pero me enseñaste que debo ser fuerte. Y que el amor es solo una ilusión.
Podría llorarte por días enteros y tal vez lo haga después de todo. Te prometo sin embargo, que después no voy a pensar más en ti. No voy a estancarme en las palabras falsas que me dijiste, ni anhelando aquello que jamás podrás cumplir. Porque al igual que tú, todo eso era una mentira, y las mentiras son la manera más sencilla de negarnos la realidad, por la lástima que guardamos en nosotros mismos. Siento pena por ti.
Tantas cosas que un día imagine y que no pudieron ser, tantos minutos perdidos. Tiempo que pienso recuperar lejos de tu tóxica presencia. Lamentablemente, destruyes todo lo que tocas y fuiste un error del que voy a lamentarme por demasiadas horas. Pero los errores se componen y lo que no sirve, se desecha.
Sé que al final tendré suerte, porque siempre he logrado salir adelante cuando me golpean. Tengo una herida que tiene que cicatrizar. Lo único que puedo decirte hoy, es que como todas mis desgracias te has quedado en mi pasado, de donde jamás volverás a salir.