Un pensamiento para Navidad
Otro año que se termina y nos deja con un montón de dudas y de momentos felices, de instantes que habríamos deseado que terminaran de otras manera y tal vez algunos vacíos, por esas cosas que teníamos pensado hacer y que no se dieron. Pero también ha sido un año lleno de logros, sean grandes o pequeños, y sobretodo, de muchas ganas de mejorar a pesar de los inconvenientes que puedan surgir. Esta época te hace darte cuenta de lo rápido que se pasa el tiempo conforme vas creciendo y te enseña a valorar lo que antes no veías con tanta facilidad.
Esas personas que siempre han estado allí a pesar de todo, y a las que tal vez no les prestabas la debida atención. Aquellas que se van y que puede que ya no regresen, los sueños cumplidos y esos que todavía te has puesto como meta. Los años no perdonan a nadie pero que sigan transcurriendo, nunca quiere decir que es demasiado tarde para cumplir lo que te propones. Siempre puedes alcanzar aquellas cosas que te hacen feliz.
Lo más importante de estas fechas sin embargo, no es enfocarte solo en lo que anhelas, sea material o espiritual. Es darte la oportunidad de compartirlo con toda esa gente que te quiere y que sabes que te acepta tal cual eres, con tus defectos y equivocaciones.
Este ha sido un año lleno de altibajos, de tristezas y de alegrías. Un año lleno de momentos que te hacen comprender, que la vida puede tomar rumbos muy diferentes e inesperados a los que habías planeado en un principio; porque si hay algo que no cambia en ella, es que es totalmente impredescible. Y no hay nada más emocionante que preguntarnos que nos deparará el siguiente.
Si estamos unidos, nada más importa.