Reflexiones sobre los errores

Nada cuesta tanto como el hecho de aceptar que nos hemos equivocado, pero sucede. Esta vez, en Amorteca hemos decidido pensar al respecto y es por eso que tenemos una serie de reflexiones que te pueden ayudar, en esos momentos en los que necesitas levantarte después de caer. Esperamos que te puedas identificar con cada una de ellas y que te sirvan para pensar, no solo en que has fallado, sino en que nunca es tarde para empezar desde cero y volver a hacer las cosas como se supone que deberían ser.

errores

Es difícil seguir adelante

¿Qué puedes hacer cuando estás consciente de que lo estropeaste todo? ¿Cuándo decepcionaste a todas esas personas que depositaron sus esperanzas y su confianza en ti? ¿Cuándo todos a tu alrededor te señalan y se han convencido de que no puedes hacer nada más? Es difícil seguir adelante, si el camino que se levanta ante ti se encuentra lleno de espinas. Esos momentos en los que hasta tú mismo dudas de lo que puedes hacer, porque el error fue muy duro y se considera imperdonable.

Lo cierto es que nunca podemos evitar fallar alguna vez. Ser humano comprende tener que aprender a lidiar con ello, con la verdad de que no somos perfectos y distamos mucho de serlo. ¿Por qué es tan complicado aceptarlo? Al fin y al cabo, nada podemos hacer para tratar de cambiar esto, excepto luchar por ser mejores cada día. Pero las caídas siempre se producirán y estarán ahí. Tal vez nos hace falta comprender que no tenemos el control por encima de todo, para empezar a ser felices no solo con cada logro, sino con cada equivocación que nos ayuda para llegar hasta ellos.

No puedo ser ideal

Me es imposible ser una persona que carezca de defectos o que no lo heche a perder de vez en cuando. No encuentro la manera de hacer que cada evento, cada acción y cada palabra se den en el instante adecuado. Jamás podré cumplir con la promesa de que nunca me caeré o vacilaré siquiera al andar. No puedo ser ideal. Así que no me pidas que comience a serlo, porque no quiero decepcionarte ni destruirme a mi mismo. Sé que si tengo que aprender tengo que enfrentarme al dolor y a todos mis miedos. Y puede que no salga del todo ileso de ello. Dentro de mí, sé que terminaré por llegar a mi meta si pongo todos mis esfuerzos, pero también estoy consciente de que está no será la única vez que cometa errores.

Ójala pudiera seguir un plan cuidadosamente trazado, en el que todo se conserve en su lugar y salga conforme a lo esperado. Pero la vida no me da esa opción. Nunca me la ha ofrecido.

Levantarse otra vez

Me duele tanto darme cuenta de que necesito de mis heridas para aprender la lección. Odio tener que sacar lo mejor de mis equivocaciones, porque lo cierto es que cuesta trabajo mostrarme débil o incapaz ante el resto del mundo. Sin embargo, no me queda de otra que sacar coraje para proseguir, a pesar de lo que puedan hacer o decir los demás.

Y no es sencillo. No es fácil levantarse otra vez y sacudirse el polvo de la caída anterior, ensuciarse con el polvo que te deja cada hecho fallido en el sendero. Sigo preguntandome si me acostumbraré algún día a la sensación, más en el fondo sé que no va a ser así. A nadie le gusta perder, aunque a veces sea necesario. Pero me repito a mi mismo que eso no me va a importar y trato de hacerlo mejor.